martes, 20 de noviembre de 2007

La clave


Me gustaría que alguien inventase un transcriptor de pensamientos, un aparato capaz de transcribir tus pensamientos al papel, tal y como asoman a tu cabeza, tal y como los piensas. Con sus exclamaciones indicando sorpresa, tristeza; con las dudas, con los interrogantes, los puntos suspensivos ... Ayer pasaron miles de cosas por mi cabeza, cosas que me gustaría que quedaran en alguna parte recogidas, dejarlas en un lugar de la memoria supone para mi el mismo riesgo que guardar unas fotos privadas tan profundamente que luego ni yo misma soy capaz de encontrarlas. La memoria y sus malas pasadas, acabas encontrando aquello que llevabas meses buscando justo en las manos de la persona de la que escondías lo que buscabas (esto es un recuerdo bastante antiguo referente a unas fotos un tanto divertidas (para mi), obscenas (para mi madre) que por supuesto yo escondí en mi habitación y acabó encontrando ella, no es que yo vaya escondiendo mis cosas a diestro y siniestro, no tengo tanto que ocultar).
El hecho es que las cosas en nuestra cabeza suelen tener más sentido que cuando decidimos escribirlas, en parte creo que ahí radica la magnificencia del buen escritor, en contarnos algo lo más parecido posible a como lo sintió, o como lo sentimos los demás, en el caso de que sea algo común, que suele ocurrirnos de manera parecida al resto de los mortales, como ... no sé, enamorarnos.
Hay días, como ayer, en que pienso miles de cosas, miles de dudas, de controversias, de estados de ánimo, de recuerdos; miles de cosas que veo, que oigo, que me cuentan, pasan por el filtro que mi mente establece y me apetece que queden reservadas en algún lugar, porque sé que algún día, al menos a mi, me gustaría retomarlas. Entonces se me pasa por la cabeza la escritura, el contar qué es aquello que estoy sintiendo y pensando ante millares de estímulos que, en ese día, me afectan más que nunca, quiero escribir los acontecimientos como si pudiera transformar las palabras en fotografía y el texto en un vídeo que fuese capaz de transmitir las cosas más allá de la idea, más allá del hecho. Pero no puedo, ayer no lo logré. Tampoco me puse ante el teclado e intenté transmitir lo que sentía en ese momento, porque las cosas, los sentimientos cambiaban al compás de los minutos. Ni siquiera lo intenté, sabía que no podría expresar lo que en mi cabeza cabalgaba libremente, y en parte, aunque hoy me gustaría que estuviese ahí, tampoco creo que sea fácil atrapar pensamientos y sentimientos que fluyen, que están vivos, que se transforman continuamente para pasar a otra cosa diferente, que centra de nuevo toda tu atención.

Ayer pensé miles de cosas, y no fui capaz de ponerme ante el teclado y dejar que mis pensamientos fluyesen desde mi cabeza hasta mis manos para que estas teclearan. Probablemente no hubiese conseguido transmitir lo que pensaba, aunque quizá hubiese descubierto la clave que usa nuestra mente para materializar en palabras sentimientos tan profundos que no encuentran palabras para ser descritos.

10 comentarios:

Pipilota dijo...

Rara vez escribo en el blog algo que no sea inmediato ya que no tengo internet en casa.
Si alguna vez he escrito sobre papel una idea, un runrun que me ha atacado en casa he descubierto que al enfrentarme al teclado ha perdido razón de ser y queda en mi otro diario el personal e intransferible.
Es casi imposible plasmar los pensamientos en letras, pero a mí me ayuda intentar hacerlo... principalmente a título personal.
Al intentar escribir lo que te está rondando y leerlo al día siguiente puedes descubrir una clave, un algo que de otro modo se te podría haber pasado o incluso olvidado y que después de una buena dormida tiene un sentido nuevo. Incluso a veces puedes terminar riéndote de ti misma diciendote - pero qué gilipollas te pones a veces ^^
Me ha encantado este post, creo que intentaré recuperar algo de mi intimidad sobre un diario de papel.

Anónimo dijo...

Ese momento en el que los pensamientos acuden a mi cabeza y mis manos no son capaces de transcribirlos, es cuando yo digo que las palabras me abandonan cuando más las necesito. Esos momentos en los que deseas inmortalizar o reflexionar sobre aquello que te sucede o que sucede a tu alrededor pero no encuentras las palabras y cuando el don de la escritura vuelve el instante ha volado y ya nada de lo que digas o escribas será igual.

Anónimo dijo...

uno es dueño de lo que caya y esclavo de lo que dice. a veces los sentimientos se transforman en palabras sin pensar, solo sinitnedolas, pero no te preocupes ayer no pudiste porque tenias demasiadas, una vez se organicen y clasifiquen en carpetas sabras que el transcriptor si que existe y que es tu corazón.
Por el amor de dios acabo de leerme y suena super cursi, pero me salió del corazón y lo dije jejeje

Atlantida dijo...

Pipilota, a pesar de que sé que es casi imposible plasmar los pensamientos en letras, coincido contigo, yo también lo intentaba (sobre todo si eran dudas que me afectaban personalmente a mi) escribiéndo lo que me ocurría, al día siguiente, aunque no sea lo que pensaba exactamente, mi cerebro lo reconocía, y me ayudaba a sacar una conclusión que quizá antes no me había pasado por la cabeza.
Te animo con lo del diario, de hecho es algo que yo también debería recuperar :)

Huangyue, me encanta, me encanta cuando dices eso de que las palabras te abandonan ... no hay mejor manera de expresarlo.

Hero, no te ha quedado cursi, has sido sincero, y la sinceridad en este sitio se cotiza al alza.
El transcriptor, sin duda, es el corazón, aunque el mío no sé si es como un móvil antiguo con pocas opciones, el hecho es que transcribir, transcribe, pero a mi cabeza ... la conexión con mis manos para sacar fuera esos sentimientos en forma de letras ... es muy dificil.

Atlantida dijo...

Pipilota, a pesar de que sé que es casi imposible plasmar los pensamientos en letras, coincido contigo, yo también lo intentaba (sobre todo si eran dudas que me afectaban personalmente a mi) escribiéndo lo que me ocurría, al día siguiente, aunque no sea lo que pensaba exactamente, mi cerebro lo reconocía, y me ayudaba a sacar una conclusión que quizá antes no me había pasado por la cabeza.
Te animo con lo del diario, de hecho es algo que yo también debería recuperar :)

Huangyue, me encanta, me encanta cuando dices eso de que las palabras te abandonan ... no hay mejor manera de expresarlo.

Hero, no te ha quedado cursi, has sido sincero, y la sinceridad en este sitio se cotiza al alza.
El transcriptor, sin duda, es el corazón, aunque el mío no sé si es como un móvil antiguo con pocas opciones, el hecho es que transcribir, transcribe, pero a mi cabeza ... la conexión con mis manos para sacar fuera esos sentimientos en forma de letras ... es muy dificil.

NIck dijo...

Hola Atlántida espero que estés muy bien.
Si, esas cosas como te habrás dado cuenta son lugares comunes en las personas y a mi parecer, el estado final conlleva increíblemente a casi una objetividad (por ser subjetivos tanto las emociones como los sentimientos)
Pero ese es un tema muy amplio y tal vez otro día lo retomemos más calmadamente.
El párrafo en que mencionas al escritor tiene mucho de razón y es apreciable que lo menciones, también el escritor a veces lidia con fantasmas, con escribir algo que ni el mismo recuerda, que ni el mismo sabe de donde provienen. Una vez le preguntaron a un escritor de donde había sacado esos diálogos y que mensaje quería dar (como si todos los escritores al redactar quisieran dar un mensaje) a lo que el respondió:
“No lo sé, no me lo pregunten por que en verdad no lo recuerdo, es como cuando uno despierta de un sueño y quiere recordarlo con ahínco haciendo todo lo posible, pero no puede, al final no puede”

Te mando un abrazo.

mnestis dijo...

Cuando tengo tormenta de pensamientos me resulta imposible ordenarlos, mucho mas plasmarlos. Entonces me voy con la bici, que de alguna manera me relaja, y los voy poniendo en orden. Cuando me quiero dar cuenta estoy manteniendo una conversación conmigo misma, ahí siempre añoro poder guardar los pensamientos sobre la marcha, entonces paro la bici, saco la libreta y escribo. Por supuesto, como escribir no es lo mio, no lo plasmo ni con la mitad de intensidad con la que lo siento... Asi que, cuando encuentres un trasncriptor, me avisas ;P

cake dijo...

Creo que el penetrar y recordar cada uno de los pensamientos, uno por uno, ( que se nos vienen a la cabeza en esos días en que todo está desordenado) tiene un momento y un lugar determinado... que en un momento de nuestra vida se nos "revela" un pensamiento y nos estrujamos la cabeza, lo machacamos y masticamos hasta que le sacamos el jugo. Cuando se le ha sacado el jugo llegará otro pensamiento que nos hará trabajar, más incluso que el anterior.
Así es la mente: caótica; solo necesitamos silencio y paz para organizarla.

También creo que los pensamientos son imposibles de plasmar en una hoja de papel ya que no es posible matizarlos concretamente, no existe una palabra que se ajuste perfectamente a ese pensamiento...

Besos!!!

Atlantida dijo...

Nike, no sé si cuando plasmamos nuestros pensamientos somos o no objetivos, yo creo no, precisamente porque son nuestros, aunque sí que es fácil hayar caminos comunes con los de otros, a fin de cuentas a casi todos antes o después nos vienen a pasar las mismas cosas por la cabeza.
Creo que el escritor que citas tenía mucha razón al decir eso, en todas las artes, intentamos expresar algo, pero no siempre tenemos claro que es aquello que tramamos de expresar, o no es nada en concreto, y toma distintas formas al terminar el trabajo, lo que no quiere decir que lo que termine por expresar fuese la idea que teníamos en un principio en la cabeza.

Mnestis, yo solía hacer lo que me cuentas, ya hace años que no lo hago, pero me han dado unas ganas horribles de volver a coger la bici, pasear y pensar, pensar ...

Julie, creo que sí, la mente es un abismo caótico y nuestra misión es ordenar ese caos para que nos sea más comprensible, descifrar ese puzzle de sentimientos que nos habitan para poder vivir con ellos. Ordenarlos y ser capaz de expresarlos a su vez, eso es tarea de dioses, por más que la habitación de nuestra cabeza esté en orden, siempre hay algo por recoger, y eso no se refleja en las letras escritas por más empeño que pongamos.

david dijo...

Hola Atlántida, últimamente tengo muchísimo tiempo para leer blogs pero no puedo contestarlos, cosa de lo suyos que son en mi nuevo trabajo. Y aquí estoy, llegando tarde para contestar y dar constancia de que te leo muchísimo y sufro muchísimo más de tener que quedarme callado. En cualquier caso: No cometas el error de limitar el pensamiento a su parte verbal porque el pensamiento no sólo es verbal. Así pues, tal vez no sea que nuestros pensamientos sean demasiado profundos sino que, muchas veces, nos empeñamos en definirlos, describirlos y dibujarlos con las palabras, las perras negras que decía Cortázar, cuando igual no pertenecen para nada a su ámbito.

Las palabras son sólo una herramienta y hay veces en las que una herramienta no es buena para un fin. Igual que es imposible tallar un angelote de cristal partiendo de un bloque de vidrio y de un martillo, muchas veces es imposible, con la movilidad y posibilidades que da el lenguaje, reflejar un pensamiento como algo verbal.

Sospecho que para eso, una renuncia y huida hacia delante, se inventó la poesía. Que a veces funcionará, y a veces no, claro. A ver quién es el listo que coge un pensamiento visual y lo transcribe, tal cual, en toda su plenitud de detalles, a palabras.