lunes, 2 de julio de 2007

El regalo

He pasado unos días de stress absoluto, mi hermana pequeña se casaba y entre unas cosas y otras he tenido el blog un poco abandonado. En su boda, por lo civil, como Dios manda (jaja) le escribí unas palabras como regalo ... de alguna forma quería decirles, a ella y mi cuñado lo que significan para mi, aquí quedan:

Miles de palabras han sido borradas, decenas de intentos abandonados, ideas que venían y se iban, que destruía y volvía a construir una y otra vez en mi cabeza, buscando la forma de expresar algo tan difícil como un pensamiento. No podéis imaginar lo difícil que ha sido, y es ahora para mi deciros estas palabras.
No es la primera vez que hago este tipo de cosas, supongo que tampoco será la última, pero sí que es la primera vez que me siento desbordada por los recuerdos y los sentimientos, tantos, que no sé escribirlos, no sé cómo expresarlos, no encuentro las palabras para este día, ni para este momento. No hallo la manera de daros mi más intensa emoción en forma de letras, que unidas serán palabras, leídas debieran ser un acto de amor mío hacia vosotros.
Lo primero que he tenido que hacer es saber dónde estoy y que quería deciros. Ahora que estoy delante vuestra, me doy cuenta que realmente estoy en vuestra boda. Pero, al miraos, me consta que está boda es algo más que una ceremonia protocolaria y un fin de fiesta lleno de invitados. Esta boda, es algo más que un vestido guardado con celo para que no lo vea el novio, algo más que los nervios esperando ante la puerta. Esta boda, estará llena de felicitaciones y arroz, vuestros padres pasarán las horas debatiéndose entre la sonrisa y el llanto, habrá parejas que se unirán y personas que quizá sea la última vez que se vean… pero a mi me consta que se trata de algo más que todo eso.
Es cierto que existe todo eso, pero también existe mucho más, y yo no sé si seré capaz de encontrarlo, y si lo hallo, como me gustaría poder contároslo.
Contarlo, sí, pero no a la gente, que también escucha, no a la persona de ley, que por ley, os casará. Contarlo, sí, pero no a las paredes de este Ayuntamiento que tantas cosas ha guardado para sí, ni al aire, para que así me deje seguir respirándolo.
Contarlo, sí, pero a vosotros, Raquel y Fran, y si el resto de oídos ajenos quieren escuchar, que lo hagan, pero es a vuestro corazón donde quiero que lleguen mis palabras, porque solo en vuestro corazón habitan los recuerdos y sentimientos que hoy os han traído hasta aquí.
Sentimientos y recuerdos, y digo bien, porque estos son algo más que la culminación lógica a algo que empezó, justo hoy, hace seis años. Algo más que una excusa para, por fin, poder vivir juntos en esa preciosa casita que poco a poco habéis hecho vuestra.
Lo que os ha traído hasta aquí, y vosotros lo sabéis bien, son miles, millones de pequeños recuerdos que unidos forman vuestra historia. Una historia llena de viajes en moto de casa de Sonia a mi casa, para que mi hermana pudiese hablar conmigo por teléfono, no sé si lo sabías Fran, pero ahí empezó todo. Una historia llena de mensajes de amor cada noche, antes de dormir. Una historia llena de añoranza desde sitios distintos, de cómplices palabras. Una historia llena de escucha, de comprensión e incomprensión, de largas esperas tras la salida del trabajo. Una historia donde Fran se convirtió en el protagonista del libro que mi hermana quería vivir, en el señor Darcy de su propia novela; una historia donde mi hermana rompió complejos y dudas del niño tímido que era Fran y le hizo sentir el hombre fuerte que hoy es capaz de amarla.
Pero como os dije antes, este trámite no debe ser el final feliz de todo esto, sino el punto y seguido a algo más hermoso aún. Os vendrán días felices, pero seguro que también lo harán llenos de lágrimas. Días en que lo más preciado que tendréis, será teneros el uno al otro, y ese es el cómplice mensaje que os daréis.
Hay una frase que todo el mundo asocia a las bodas: “… que debéis amaros y respetaros todos los días de vuestra vida, hasta que la muerte os separe” … eso en realidad, solo existe en los libros, como manchas de tinta que ensucian un papel. Yo, lo cambiaría gustosa por una página en blanco, donde vosotros escribáis vuestra propia historia, y lo que esperáis de ella, yo lo cambiaría por un “Amaos mientras así lo sintáis, respetaros siempre. No dejéis de escucharos el uno al otro, porque ahí está la clave para comprender con quien compartes tu vida y porqué quieres seguir haciéndolo. Las cosas buenas vividlas intensamente, y para las malas, usad vuestros cuerpos, abrazados el uno al otro, como una coraza. Para que ni el frío de La Soledad, ni la tempestad de las dudas, ni el huracán de los celos, las envidias o los malentendidos rompan la calma que sentís, estando solos, el uno junto al otro, en completo silencio”
Pocas palabras asoman ya a mi mente, no sé si habré encontrado la fórmula para deciros lo que quería o que hayáis comprendido lo que os he dicho, por si algo de esto hubiese ocurrido siempre puedo recurrir a estas nueve palabras mágicas que son las que intento expresaros desde un principio:

“Os amo, con toda mi alma. Sed muy felices”


Siempre estareis en mi corazón.