miércoles, 17 de octubre de 2007

Al menos una vida



Ayer era un día como otro cualquiera, pero para ti y para mi no lo era. Hace tiempo que nos conocemos, mucho, quizá más de diez años, no lo sé, no lo recuerdo. Recuerdo tu cara de entonces, tus palabras de entonces, tu sonrisa de entonces ... pero no tengo muy claro cuando aparecieron, tendría que pensar mucho, acceder a tu recuerdo a través del recuerdo de lo que hacía con otra u otras personas, y no es así como quiero llegar hasta ti. Lo que sí que recuerdo es que hoy, hace seis años y a pesar de conocernos de antes, nos encontramos por fin.
El día que me descubrí pensando en ti quise taparme la cara con una bolsa de basura negra, tupida, como sin con la luz del día se fuese a marchar también el mundo, como si con el mundo se marchasen también mis sentimientos por ti. Desde el día que me sorprendí pensando en ti, no he dejado de hacerlo ni un solo día.

Ayer trabajamos, tú y yo. No pudieron repetirse escenas de otros años en las que me despertaba el amarillo intenso de un falso sol de papel que habías colgado del balcón, solo para mi. No pudo repetirse una mañana llena de besos y sexo, una cena cargada de conversaciones y alcohol donde acabamos confesando de nuevo lo que sentimos y ampliamos la prórroga un año más, hasta el año próximo. A pesar del trabajo, está claro que no podías dejar atrás esa maravillosa insolencia tuya de ponerme la cara a parches de colores, y cuando menos lo esperaba, me llaman para un asunto urgente que resultó ser un tipo, cansado ya de buscarme por tan enorme lugar, cargado con un precioso ramo de rosas. En ese momento quería que me tragase la tierra, luego quería que me tragase contigo dentro.

No sé el tiempo que durará esta locura de amor y besos, de anhelo, de costumbre, de risas, de pies, de caricias ... no sé lo que durará y no quiero pensarlo, pero casi sin darnos cuanta ya van seis largos y preciosos años, quien nos iba a decir.
El mundo sigue dando vueltas como loco, esa es su misión, y tú sigues poniendo mi vida al revés y sorprendiéndome cuando menos lo espero como si el tiempo no hubiese pasado. No es fácil decir para mi lo que significas en mi vida, debía bastar con decirte que no sé si sabría inventar un solo día en el que no estuvieras en ella. No me gustan los tópicos, tú lo sabes más que nadie, no me gustan los "no podría vivir sin ti", suelen ser mentira, los "no soy nada sin ti", porque ya eras alguien antes de que nada ni nadie entre en tu vida, pero si que existen los deseos, esos conviven con nosotros y son los que la mayoría de las veces nos hacen seguir adelante. Y tu, eres mi mayor deseo, el más amado, el más recóndito, el más preciado ... hoy deseo que siga siendo así, al menos una vida entera más.