viernes, 19 de octubre de 2007

Mentirosos compulsivos


Hace poco hemos podio leer en la prensa el caso de Tania Head, en realidad Alicia Steve Head, una barcelonesa que se hizo pasar por victima del 11 de Septiembre llevándola su propia mentira a ser la presidenta de la red de supervivientes del World Trade Center. Este tipo de patología en la que la mentira se escribe con mayúsculas es conocida por los especialistas como Pseudología fantástica, una tendencia a mentir compulsivamente propia de personas inteligentes necesitadas de autoestima, que cuantan historias buscando protagonismo en ellas y que, en ocasiones, llegan incluso a creerse.
La mentira es un recurso que todos, en mayor o menor medida, usamos a lo largo de nuestra vida. Mentimos para quedar bien, mentimos por compromiso, mentimos por piedad, mentimos para sacar beneficio, mentimos para colarnos en la cola del banco, del super, para ligar, para conquistar, para desembarazarnos de alguien ... Probablemente la mayoría de las veces no midamos las consecuencias de nuestra mentira, quizá la usemos, sin más, como un recurso para que algo o alguien no cambie nuestros planes, no vemos mala intención en el hecho en sí, quizá porque tampoco este hecho para dañar a nadie. Es cierto que existen mentiras crueles, engaños capaces de hacer mucho daño y que surgen a sabiendas de que eso provocará más de un dolor de cabeza, pero ese tipo de mentiras son más producto de la maldad que de la mentira en sí.

Hace unos años me topé de cara con un mentiroso compulsivo. Su vida, al menos como los demás la veíamos desde fuera, era un inmenso plato soso e insípido, un atracon de lexatines metafóricos que le hacían parecer siempre adormecido y aburrido. Su silueta deambulaba entre nosotros como una sombra callada que hace compañía a base de presentir una presencia que existe pero que no termina de dar señales de vida. Su persona solo se hacía notar de vez en cuando contando historias fantásticas que siempre le ocurrian de manera ajena a nosotros y en lugares y con personas donde no teníamos acceso. Sabíamos que mentía, era algo que todos imaginábamos, incluso en ocasiones hablábamos de ello, sobre todo el día que nos contó que había estado en una boda cuyo invitado de honor había sido el mismísimo Principe de Asturias. Eran mentiras evidentes, evidentes e inocentes que todos aceptábamos porque siempre habían estado ahí, porque escucharlas era la única forma que teníamos, la mayoría de las veces, de escuchar su voz, de que formase parte del estranbótico grupo que formábamos.
Cierto día, de cierto verano que pocos olvidaremos (cada uno por lo suyo), entabló una conversación normal, sin famosos, sin grandes fiestas, sin situaciones rocambolescas. Nos habló de él, de lo que sentía, de lo que vivía. Nos habló de su homosexualidad, algo que todos habíamos supuesto y respetado pero de lo que él jamás había hablado, nos habló de lo especial que era alguien que había conocido y que ahora formaba parte de su vida, nos habló de planes, de gustos ... nos reimos juntos, nos contamos cosas, nos desvelamos secretos y soltamos algún que otro "ya sabía yo" recibido con risas y alguna que otra carcajada.
La historia, esa historia que todos creimos, por fin, y con la que todos nos sentíamos partícipes de su vida se fue trasformando poco a poco en una locura de accidentes de tráfico, chico en coma, una última declaración de amor y llamadas de teléfono cargadas de angustia. Todos fuimos conscientes de que el verdadero drama provenía de la intención por su parte de matar a un fantasma que nunca existió y que esta vez había llevado demasiado lejos. Fuimos conscientes que la trama comenzó el día que alguien dijo que podían venir a comer a su casa un día de estos, y no había nadie que llevar a comer a su casa.
Tomamos una decisión, acertada pensé entonces, ahora tengo mis dudas y no sé si fue lo más correcto, o si más allá de ser acertado lo hicimos de la manera más apropiada. Fuimos a él y le hablamos, le preguntamos, le presionamos y acabamos por confesarle que sabíamos que mentía y que terminase por reconocerlo de una maldita vez. Lo hizo, pero al final, al borde del precipicio, al borde de la absurda amenaza de que si no lo hacía se quedaría solo, que dejaríamos de estar ahí para escucharle. Que irónico que fuese precisamente una mentira lo que le hizo salir de la suya propia, nunca habríamos permitido que se quedase solo.

Las lágrimas empezaron a correr por su rostro, las palabras apenas salían de su boca y tímidamente se escuchaba un "lo siento" que no debía ser para nosotros sino para sí mismo. Le abrazamos para que supiese que seguíamos ahí, que todo seguía igual ... y todo siguió igual, poque lo único que conseguimos fue que cambiase su dramática mentira por otra más light que venía a justificar a su hermana mayor.
El resultado de esta historia es que con los días, con las semanas venideras tomó un camino que le separó definitivamente de nosotros y de nuestras vidas, un camino hacía una nueva mentira que le alejase de su mayor tormento, ser quien no quería ser, ser alguien que se repudiaba a sí mismo cada vez que se sorprendía mirando a los que son como él y no a las que debía mirar con deseo.
No sé si fuimos nosotros, todos, los que tuvimos las culpa de que él tomase una decisión que vestida de hábito negro, se dedique a vertir mentiras sobre los fieles sin que estas sean cuestionadas, mentiras que vienen de boca de un hombre de Dios.

Las mentiras, pienso ahora, son mala cosa cuando están hechas a drede y con una clara intención de perjudicar a alguien. Luego hay otras, las que solo sirven para que alguien se sienta mejor consigo mismo, para que alguien ponga en su vida la emoción que no es capaz de encontrar en la realidad de cada día. Nos sentimos protagonistas de libros antológicos, de películas cargadas de mensajes ficticios que nos acercan a una realidad que consideramos más bella, o más excitante ... pero no dejan de ser sensaciones controladas por nuestra mente que nunca, o casi nunca, salen a la luz; donde otros te juzguen, donde otros te hagan ver que ese mundo solo existe en tu cabeza y que los demás no tienen porqué ser partícipes de tu fantasía.
Ahora me pregunto ¿Somos quienes para cargarnos el libro no escrito que alguien nos cuanta como propio, aún a sabiendas de que este no existe, si no le hace daño a nadie? En mayor o menor medida todos somos un poco mentirosos.

7 comentarios:

Pipilota dijo...

Alucinante historia.

Yo tengo un amigo que miente mucho, yo sé cuando miente a los demás y porqué lo hace. Lo hemos hablado mil veces y no puede evitarlo. Por este motivo no consigo creer nunca en las excusas que me da a mi si alguna vez falla en algo de lo que me dijo que iba a hacer y cositas de esas, pero bueno, como dices no creo que haga daño a nadie… mentirijillas y excusas sin maldad ni doble fondo.

Luego tengo una “tía” que vive en un mundo propio. Fue dejada en una inclusa, desde que tuvo pocos meses y hasta los 3 años fue criada por mi abuela en el pueblo. A los 3 años fue reclamada por la madre, aunque no la saco de la inclusa, Cuando cumplió los 18 se pusieron de nuevo en contacto con mi abuela desde la inclusa, para ver si podía quedarse con ella en Madrid hasta que terminase sus estudios. La opción que daba su madre era que volviera a Segovia para ponerla a servir... bueno una historia, el caso es que para ella la cosa es, que sus padres (ambos) la metieron en un internado e iban a verla todos los fines de semana, le llevaban regalos, le dejaban salir con ellos y mil cosas que no son ciertas.
Con ella discuto muchísimo por su peculiar modo de ver el mundo, pero jamás le he quitado la razón en lo que respecta a la feliz infancia que ella misma se ha fabricado. ¿ para qué? A veces creo que sabe perfectamente que todo esto no es verdad, qué piensa que yo no la sé e intenta ocultármela, pero otras veces creo que ha terminado por auto-convencerse de que su infancia fue así.

Atlantida dijo...

Como bien dices es mejor dejarla vivir su propia realidad, sepa ella que no es cierta o no. Supongo que ella sabe la verdad, pero mientras cuenta su propia versión de los hechos se siente un ser amado, lo que le sirve de escudo para no enfrentarse a sus propios fantasmas. Aún así, el "problema" de esta chica forma parte del pasado, que aún no ha superado, pero pasado al fin y al cabo. La realidad del chico del que hablo le persigue cada día, pues no va a dejar de ser quien es ni de sentir lo que siente. Después de lo sucedido no se portó demasiado bien con nosotros, aunque esa es otra historia, pero cuando pienso en él me da un poco de pena. No sé, es todo muy complicado.
Con respecto a las mentirijillas y excusas sin maldad, a mi acaban haciendome gracia, creo que de alguna manera acaban incentivando nuestra imaginación, la del que la cuenta y la del que la pesca, por aquello de montarse su propia historia sobre lo que ha pasado realmente, que por otro lado no deja de ser una invención más. :)

Anónimo dijo...

Oh!, muy cierto lo que dices de que las "mentirijillas" incentivan la imaginación del que las cuenta y del que las escucha. Me he reido mucho Atlantida; y con respecto a las historia que se monta la tía de pipilota, que no hacen daño a nadie y le ayudan a mitigar el dolor que un hecho del pasado le provocó... (pensamiento:(o tal vez sólo le hacen un flaco favor... teniendo en cuenta que, toda esa energía y tiempo que dedica a pensar en ese hecho, es energía y tiempo que no aprovecha para el presente, que es lo realmente importante: el ahora, porque ahora es cuando estamos vivos))...También estoy de acuerdo. Despues de todo... cada uno debe vivir su vida como quiera, puede avanzar o puede quedarse años, toda la vida si quiere en el mismo sitio. Todo depende de uno mismo.
Lo que me ha dejado cuajada es lo del chico... hasta ahora no me había parado a pensar en ello...¿¿¿¿¿quieres decir que puede que esa reunión para hablar con él...¿que puede que nosotros hayamos contribuido en alguna medida en que él haya tomado ese camino???¿¿¿ que podemos ser en alguna parte responsables de que él vaya a dedicar su vida a lavar cerebros desde el púlpito???¿¿¿a aumentar y argumentar una metira que daña espiritus en vez de salvarlos????
¡¡¡ME MUEROOOOOOO!!!!
Espero que el karma no exista, porque como lo haga debemos estar preparados para lo peor. No me imagino cual va ser el castigo por ser en parte causantes del martirio que van a sufrir miles de almas cuando a ese hombre lo pongan al frente de una iglesia... Bueno no voy a dramatizar más porque con los tiempos que corren y con un poquito de suerte sólo arruina las vidas de unas cuantas fieles de 70 años a las que les va ese tipo de marcha.
Uff, de todas formas, será Karma, será Karma...
¿No es increible lo puede provocar el suave aleteo de una mariposa volando sobre no-se-cual punto estrategico??
aaiiiissshhhh!!!

Anónimo dijo...

... Definitivamente, esta noche mis yoes están todos muy habladores... Siento si lo de antes se lee un poco raro... no me puedo expresar mejor teniendo en cuenta todas mis partes. Toda yo vamos.
Ufff, qué commmplicadoooooooooo!!!

Atlantida dijo...

Hey Thamesinblue, no es que crea definitivamente que el hecho de tener aquella charla hiciese que él tomase la decisión que tomó, aunque a veces sí que pienso que la precipitó. Todo lo que él nos contaba quedaba en "cuarentena", había que analizarlo para ver qué parte era cierta y cual no, pero eso era algo que vivía con nosotros, a partir de aquel día también existía ese criterio por su parte, por lo que dejó de contarnos cosas, entre ellas que estaba tomando una decisión, decisión que solo nos fue anunciada cuando ya estaba todo hecho.

mnestis dijo...

Yo tenia una amiga que fingía anorexia para que le hicieramos caso. Es verdad que para llegar a ese extremo, muy bien no debia estar pasándolo, no la culpo.
En el fondo cuando una persona opta por crearse su propia realidad es que no sabe ser feliz con su vida, creo que maquillan la realidad para su público, pero en son conscientes de su infelicidad, añoran la vida que no tienen.
Es complicado, porque me parece importante como dices permanecer cerca, pero por otro lado, sin quererlo crearia una barrera, no podria confiar en esa persona. Seria una relación unilateral, yo le daria todo mi apoyo, pero no me apoyaria en ella.
Yo miento fatal, siempre se me nota lo que pienso en la cara, pero alguna vez si que he omitido detalles ;P

Atlantida dijo...

Hola mnestis, lo de tu amiga me parece una evidente llamada de atención, o de auxilio, no sé cual es su situación.
Con respecto a lo de perder la confianza, es cierto que eso ocurre cuando pescas en una mentira a alguien que no suele mentir, o almenos eso piensas, pero cuando sucede con alguien de quien solo conoces sus fantasías y estas casi forman parte de su realidad se ve de otro modo, no puede decepcionarte pues no esperas demasiado, como mucho puedes intentar ponerle un tope a sus mentiras para que vea que esta vez se ha pasado de la raya y que te has dado cuenta, aunque nunca sabes como se lo tomará.